viernes, 9 de septiembre de 2011

El paisaje agavero, esencia de la tradición

Por: Jaime Bali. México Desconocido

Catalogado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2006, el paisaje agavero de Jalisco es cuna de una de las bebidas más representativas de México: el Tequila. ¡Descubre esta increíble región!



Cuando escuché por la radio, un día del mes de julio de 2006, que el paisaje agavero había sido reconocido en la XXX Asamblea de la UNESCO, celebrada en Lituania, como parte del Patrimonio Mundial, no me sorprendí. Se trata sin duda de una región excepcional y paradigmática que se desarrolló y creció acompañando la historia de una importante región de nuestro país. Ese paisaje que formaba parte de la vida interna de las haciendas productoras de tequila desde hace más de 200 años, había trascendido a la escena mundial para agregar un galardón más a los que ya había ganado como bebida espirituosa.

Cierto es, y así quedó asentado, que el paisaje agavero incluye los cultivos de la planta azul, destilerías, factorías, tabernas, destilerías clandestinas de la época de la administración colonial, asentamientos urbanos de Tequila, Arenal y Amatitlan, además de los vestigios arqueológicos de Teuchitlán.

Y esto es así porque la bebida reconocida hoy por historiadores, poetas y artistas de renombre tiene una larga historia que data del mundo prehispánico. El cocimiento de las piñas, les dio a los antiguos pobladores la satisfacción de probar los trozos de “mezcal” que dejaban un agradable sabor al paladar, hecho que se puede comprobar en nuestros días al probar las rebanadas de las piñas cocidas presentadas todavía como dulce o como golosina en algunos mercados de la región. Ora bien, en los años cincuenta, estos pequeños trozos de las piñas se vendían en mercados de la Ciudad de México. Hoy puede probarse uno de éstos al visitar una fábrica productora de tequila.

Una gran transformación

Cuando los peninsulares se dieron cuenta que estas pencas contenían azúcares que podían formar alcohol, emprendieron la tarea de cocer las piñas para fermentar después los jugos y obtener el mosto que pasaría después por el sistema de destilación que los árabes habían llevado a España. Así obtuvieron una bebida llamada vino mezcal. En el caso del agave conocido con el nombre científico de tequilana Weber, se ha hecho famoso en el mundo como fenómeno cultural llamado tequila.

Un viaje de los sentidos

Hoy como antes, resulta muy atractivo hacer el viaje para conocer de cerca el paisaje agavero. Apenas a unos 60 kilómetros al oeste de Guadalajara aparecen los primeros campos agaveros que incluso invaden ya los acotamientos de carreteras y autopistas.
La fama del tequila se extendió por el mundo y son muy pocos los que se resisten hoy a brindar con esta bebida cristalina y transparente que al agitarla rompe en perlas sobre la superficie de los vasos. Las antiguas fábricas que todavía hacia la mitad del siglo pasado (1940) producían entre 500 y 1,000 litros de tequila diarios resultaron insuficientes. La demanda nacional impulsada a partir de los años ochenta por el reconocimiento que alcanzó la bebida en diversas capitales del mundo, rompió la última barrera que quedaba y los caballitos irrumpieron en los mejores lugares y en las casas de los sectores acomodados de todo el país.

Hoy este fenómeno cultural conocido como paisaje agavero tiene miles de visitantes que se entusiasman al tomar por la carretera número 15 y descubrir lugares del corazón tequilero como Arenal, Amatitlan y el Pueblo Mágico de Tequila.

Vale la pena llegar hasta allá y visitar la Barranca de Tequila, si tienes suerte y si consigues un buen guía, podrás incluso enterarte de los milagros de Santo Toribio Romo, mártir de la guerra cristera. Al llegar a Tequila una visita obligada es el Museo Nacional de Tequila, donde podrás conocer en detalle el proceso de producción, además de los datos curiosos y una sorprendente colección de botellas de tequila. Hay quien prefiere hacer la ruta desde Guadalajara en tren, abordando el Tequila Express, que presta el servicio los sábados y domingos para llegar directamente a las fábricas más importantes, conocer el proceso, degustar el blanco y el reposado, recibir el olor del mosto, admirar las fábricas antiguas y las nuevas columnas de destilación.

Una escapada puede resultar especial para aquellos que desean acompañar la bebida de agave azul con la magia de los productos de la cocina jalisciense. Cómo resistirse a una birria original, un pozole y unas ricas tostadas auténticamente regionales, en medio de un ambiente tradicional que termina por subyugar a los más escépticos.

Hay quienes son más aventurados y preguntan por los llamados Guachimontones, por ese lugar maravilloso explorado, a lo largo de 30 años, por un incansable arqueólogo norteamericano llamado Phil C. Weigand. Puesto al descubierto, Teuchitlán se ha convertido en un imán para todos aquellos que se interesan en la búsqueda de los orígenes de las culturas mexicanas. Por su posición geográfica, Teuchitlán forma parte del paisaje agavero y es evidente que fue por estos lares donde el ingenio de los pobladores descubrió la piña del agave y su primer cocimiento para obtener los jugos de la planta.
Ver imágenes del paisaje agavero en la televisión con la cámara que se desplaza a gran velocidad sobre ellos es apasionante, admirar las fotografías de los campos agaveros con el azul de las plantas y el rojo de la tierra es una experiencia visual que sólo es superada por las imágenes que nos dejó la cámara de Figueroa, pero caminar o trotar en busca del horizonte entre las hileras de agaves que forman caprichosas figuras geométricas en todas las direcciones, puede resultar una experiencia inolvidable, en todo caso se trata de vivir en tiempo real que en ocasiones ya resulta inalcanzable.

Paisaje cultural del mundo

El paisaje agavero fue inscrito en la categoría de paisajes culturales en la XXX Asamblea del Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Esta medida de protección universal cubre la región del valle de Tequila, que incluye 36,658 hectáreas, los cultivos de la planta azul, destilerías, factorías, tabernas, destilerías clandestinas de la época de la administración colonial, asentamientos urbanos de Tequila, Arenal y Amatitlán, además de los vestigios arqueológicos de Teuchitlán.

Tequila Express

Es un tren que consta de cuatro vagones con capacidad para 68 personas. Sale de Guadalajara, los sábados y domingos de 10:00 a 20:00 horas. Los boletos se pueden adquirir en la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Guadalajara, en la delegación Centro Histórico, Chapala, Cocula y Tequila. También en Ticketmaster. Se recomienda comprarlos con un mes y medio de anticipación. Más información en el teléfono: 01 (333) 880 9099 ext. 2217 y 01 800 503 9720.

Teuchitlán

Tuvo su mejor momento entre los años 200 a 400 de nuestra era y declinó hacia el año 900. Ha sido difícil establecer las características de su poblamiento, pero para el visitante conocer las estructuras circulares de su construcción, la evidencia de voladores y los magníficos juegos de pelota, resultan enigmáticos por tratarse de un caso único dentro de las culturas del Clásico de Mesoamérica y del Occidente de México.

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