jueves, 8 de septiembre de 2011

Desarrollan levadura que previene el dolor de cabeza causado por el vino.

Hazel Macrea, Decanter.com. Una variedad de levadura genéticamente modificada –dicen para prevenir el dolor de cabeza– ha sido aprobada por las autoridades de salud de Canadá.


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Fuente: Decanter.com

Desarrollada en la Universidad de British Columbia, y conocida por su nombre comercial ML01, la levadura genéticamente modificada es capaz de realizar la fermentación maloláctica al mismo tiempo que la alcohólica, reduciendo así el riesgo de que el vino se eche a perder.
También produce menos bioaminos alergénicos – químicos en el vino que producen sabores desagradables y que pueden disparar el dolor de cabeza y migraña.
El biotecnólogo en alimentos Hennie an Vuuren, quien encabeza la investigación de la levadura, está buscando ahora la aprobación de las autoridades europeas, mientras que ya ha sido aprobada para uso comercial y es legal en Canadá, Estados Unidos y Sudáfrica. La ML01 ha estado disponible comercialmente desde 2006, sin embargo es poco probable verla en las etiquetas debido a la preocupación (de las bodegas) ante la reacción del público por la ingeniería genética.
A diferencia de los Estados Unidos, en Canadá las leyes no requieren a los productores la mención de ingredientes genéticamente modificados en la etiqueta.

Fuente: Decanter.com
http://vinisfera.com/r/archivo/5276

Aprende a catar una cerveza

Aunque en México millones de mexicanos acostumbramos beber cerveza con harta frecuencia, es probable que no nos hayamos detenido en una cuestión: la cerveza también se cata. Te invitamos a hacer este viaje cervecero que con seguridad te permitirá apreciar mejor esta popular, pero no por eso menos distinguida, bebida.
Por Rafa Ibarra: http://vinisfera.com/r/archivo/367 

Hay quienes las prefieren rubias, otros se inclinan más por las morenas y algunos se dejan seducir sólo por las trigueñas; aunque también existen los que no desdeñan ninguna y a todas les dan oportunidad. Lo cierto es que, sin importar su preferencia, la mayor parte de los mexicanos (hombres y mujeres) se sienten atraídos por ellas: las cervezas. Prueba clara de esto son los aproximadamente 58 litros per cápita anules que consume el mexicano, lo que la coloca como la bebida número uno en consumo de nuestro país. Eso es muchísima cerveza, sin lugar a dudas. Pero, ¿realmente sabemos apreciarla más allá de la sensación refrescante y placentera que nos produce, o sólo la tomamos por tomar?

A pesar de vivir en Monterrey, cuna de una de las empresas cerveceras mexicanas más grandes y con tremendo arraigo local y regional, no percibo que haya realmente una cultura cervecera en todo el sentido. Para lograr eso necesitamos romper la inercia que llevamos actualmente y así descubrir lo que hay detrás de esta maravillosa bebida. ¿Te interesa dar ese paso? Pues bienvenido a bordo, abrocha tu cinturón y déjame ser tu conductor designado por este viaje que haremos, principiando con conocer qué es la cerveza, cuántos diferentes tipos existen hasta llegar a nuestro destino final: aprender a apreciarla.

Primero lo primero
Al igual que sucede con el vino, hay tanta información acerca de la cerveza que se podrían llenar bibliotecas enteras y sería imposible publicarlo todo aquí. Pero para realmente apreciar algo es primordial que conozcamos al menos lo más esencial.

¿Qué es la cerveza? Es una bebida alcohólica de sabor amargo, obtenida por fermentación y en la que intervienen principalmente cebada, agua y lúpulo.

Actualmente se hace cerveza en muchas partes del mundo, pero se cree que fue inventada en la zona de Mesopotamia entre el año 10000 y el 6000 antes de nuestra era. Como muchos descubrimientos, su invención pudo haberse dado por accidente, pues la cerveza y el pan comparten ingredientes comunes, pero en diferentes proporciones. Si a la mezcla de harina y agua le agregas más harina y la dejas fermentar, obtienes pan; pero si a la mezcla añades más agua que harina y la dejas fermentar, lo que obtienes es cerveza. De manera simplificada podríamos decir que la cerveza es pan líquido pero con un poco de alcohol.

¿Qué ingredientes lleva una cerveza? En su estado más básico la cerveza se elabora con agua, malta de cebada y lúpulo. De hecho es lo único que permite usar la famosa Ley de Pureza de la Cerveza Alemana (Reinheitsgebot), proclamada en 1516 por el duque Guillermo IV de Baviera. Faltó sólo agregar la levadura, que no pudo ser incluida en esa ley por obvias razones –las levaduras responsables de la fermentación fueron descubiertas por Louis Pasteur hasta el año 1857–. Bueno, esa Ley de Pureza alemana no todo el mundo la sigue, pues hay quienes usan otros cereales (maíz, arroz, trigo, etcétera), o le agregan frutas (cereza, frambuesa, plátano, albaricoque, etcétera), plantas y especias (romero, cáñamo, castaña, jengibre, semillas de cilantro, pimienta, nuez moscada, etcétera) y otros aditivos (ralladura de naranja, miel y hasta vino). Como te puedes estar imaginando en este momento, todos estos elementos dan un carácter aromático y gustativo muy interesante a la cerveza. ¿Estamos empezando a ver a la cerveza con otros ojos? Entonces vamos bien. Continuemos nuestro camino.

¿Qué aporta cada ingrediente base a la cerveza? Empecemos por la cebada. Consideremos que para que suceda la fermentación es necesario que existan azúcares que serán comidos por las levaduras para producir alcohol y gas carbónico. Debido a que la cebada en grano crudo no libera sus azúcares con facilidad, es necesario maltearlo; es decir, forzar a que empiecen a germinar las semillas y cuando alcancen el desarrollo deseado, entonces se hornean con el fin de tostarlas. La temperatura usada en el horno determina qué tanto se tuesta la malta, por lo que a baja temperatura se obtiene malta clara, y aumentando el tostado se llega a obtener malta más oscura, pudiendo ser hasta de color negro. Seguramente ya lo dedujiste: por una parte el grado de tostado de la malta determina el color de la cerveza; por otro lado, la malta determina los aromas y sabores a cereales, dulzones y torrefactos que encontraremos en ella.

Pasemos ahora al lúpulo. En realidad lo que se usa de esta planta es la flor sin fecundar, la cual, además de tener un efecto antibiótico en la cerveza, es la responsable de equilibrar el dulzor de la malta agregando su sabor amargo y sus propios aromas.

Ahora hablemos del agua, la cual puede formar entre el 85% y el 92% de una cerveza. Tan importante es el vital líquido en la elaboración, que en las cervecerías los encargados de calidad además de verificar que cumpla con las propiedades químicas y bacteriológicas requeridas, catan el agua para determinar si sus características organolépticas son adecuadas para la receta particular que usarán. Los minerales necesarios en el agua para cerveza son el calcio, los cloruros y los sulfatos, los cuales ayudan a disminuir el color y lo turbio de la cerveza, refuerzan el amargor del lúpulo y el dulzor de la malta, y dan una textura más plena.
Finalmente nos referiremos a las levaduras, esos fabulosos hongos sin los cuales la cerveza no sería lo que es. Las levaduras, como ya se mencionó antes, producen el alcohol y el gas carbónico que se refleja en las burbujas que tiene una cerveza. Si te pareció sorprendente saber que dentro del control de calidad de la cervecerías se cata el agua que usan, te sorprenderá aún más conocer que también catan el CO2 (dióxido de carbono) que pueden adicionar a la cerveza: lo que hacen es inyectarlo en el agua y los expertos catadores hacen su trabajo y determinan si cumple con sus requerimientos. ¿Qué te parece?

Y no sólo eso sino que también existen algunos aromas y sabores que son causados por las levaduras, como lo veremos más adelante. Por si fuera poco, una de las formas de clasificación más importantes de las cervezas (de la cual seguramente habrás oído) es debido a las levaduras: las cervezas tipo Lager y las cervezas tipo Ale. Para las cervezas tipo Lager se usa una especie de levadura llamada Saccharomyces uvarum (o Saccharomyces carlsbergensis), la cual actúa a temperaturas de entre 7°C y 13°C, por lo que se les llama cervezas de baja fermentación. Para las cervezas tipo Ale, la levadura usada es la Saccharomyces cerevisiae, la cual hace su función entre temperaturas de 12°C a 24°C, por lo que son llamadas cervezas de alta fermentación.

Un dato digno de interés es que actualmente en el mundo el 90% de las cervezas que se elaboran son tipo Lager. Es por esto que las cervezas tipo Ale son consideradas como especialidades, con una mayor graduación alcohólica y un mayor grado de complejidad en aromas y sabores; son elaboradas principalmente por microcervecerías. Las grandes compañías cerveceras que tienen en su línea de productos este tipo de cerveza se encuentran principalmente en Europa.

Brevemente te comento que hay una variante muy escasa llamada cervezas de fermentación espontánea, para las cuales se dejan actuar otras levaduras diferentes y bacterias que están suspendidas en el aire y que el fabricante permite que entren (o a veces atrae) al tanque de fermentación. Este método sumamente artesanal produce cervezas bastante ácidas, dentro de las que se encuentran las cervezas belgas tipo Lambic.

Cómo se cata la cerveza

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Ahora que ya tenemos el conocimiento básico requerido, continuemos el viaje con los pasos que debemos seguir para catar una cerveza. Lo primero que debemos saber es que, al igual que con el vino, la cerveza no se cata bebiéndola directamente de la botella o de la lata, sino que se debe utilizar un vaso o copa adecuada. Como anécdota personal te cuento que un amigo mío se sorprendió cuando tomé una botella de una cerveza que a él siempre le ha gustado y la serví en un vaso. “¿A poco esta cerveza es clara? Siempre pensé que era oscura” –fue lo que me dijo. Claro, hasta ese momento él siempre la había bebido directamente de la botella, la cual es de cristal oscuro y no permite conocer su color.

Cada compañía cervecera sugiere cual es el vaso más adecuado para cada tipo de cerveza que fabrica; si lo tienes, te recomiendo usarlo. En caso contrario bastará con utilizar un vaso limpio de cristal o vidrio, de forma cilíndrica (de preferencia ligeramente cónico) y que sea completamente transparente. Otra cosa importante: el vaso deberá estar a temperatura ambiente, no haber sido enfriado en el congelador, pues al derretirse el hielo de las paredes interiores afectará definitivamente el sabor de la cerveza.

Continuando con la analogía del vino, el siguiente punto a considerar es la correcta temperatura de la cerveza a catar. Aunque en México estemos acostumbrados a beber la cerveza muy fría, la verdad es que el frío inhibe los aromas y sabores. Para hacer la cata se recomienda que la cerveza se sirva entre 7°C y 10°C. Una vez que tenemos esto controlado, asegúrate de tener a la mano una libreta y un bolígrafo para hacer tus notas de cata.

Vamos ahora a servir la cerveza. Uno de los puntos de la evaluación visual es la espuma de la cerveza (también llamada giste), por lo que es importante servirla tratando de que se formen aproximadamente dos centímetros de espuma (una mayor espuma no nos permitiría beber el líquido fácilmente). En el caso de cervezas muy carbonatadas, para evitar que se forme mucha espuma, se debe de inclinar el vaso unos 45° y sin tocarlo con la botella se debe verter el líquido para que resbale por la pared del vaso. Si la cerveza es poco carbonatada y no hace espuma con facilidad, se coloca en vaso en forma vertical y se vierte el líquido directamente al centro, con una caída de 15 centímetros de altura. En ninguno de los casos se deberá llenar completamente el vaso, sólo hasta la mitad. Una vez hecho esto, evaluamos la espuma: ¿Es pequeña, mediana, grande o enorme? ¿Luce cremosa, espumosa, efervescente o estática como un pico de montaña? ¿Es de color blanco, hueso, café claro u oscuro? ¿Desaparece rápido o es duradera?

Se conoce como encaje a la figura que forma el grosor de la espuma a través de la pared del vaso. ¿Cómo es el encaje? ¿Excelentemente formado (parejito), bueno, regular o disparejo? Haz tus anotaciones.
Después de esta rápida primera evaluación visual, pasemos a evaluar los aromas, pues existen algunos componentes volátiles que sólo están presentes cuando la cerveza está recién servida. Tal como lo hacemos con el vino, mete tu nariz en el vaso (no en la cerveza) y aspira poniendo mucha atención en los aromas que captas en ese momento. También puedes hacer girar la cerveza en el vaso (agitándolo) a fin de que se liberen más aromas que no son perceptibles en las primeras aspiraciones.

Los aromas relacionados con la malta que podemos encontrar son: pan, galleta, melaza, caramelo, cereal, heno, paja, chocolate, café, toffee, tostado, quemado, nueces, almendras, maicena. ¿Qué nivel de potencia de esos aromas encontraste: ligero, mediano, fuerte, excesivo?

El lúpulo puede producir algunos aromas como: flores, perfume, hierbas, apio, pino, abeto, resina, cítricos, toronja, naranja, limón, lima. Nuevamente intenta determinar si estos aromas son ligeros, medianos, fuertes o excesivos.

Dentro de los aromas y sabores causados por la levadura (y las bacterias, en caso de las cervezas tipo Lambic) se encuentran: masa, sudor, corral, cuero, jabón, queso, carne (producto cárnico), caldo, tierra, humedad, moho, hojas (planta). ¿Detectaste algunos de estos aromas? ¿Qué tan intensos fueron? Anótalos en tu libreta.

Otros aromas que podemos encontrar, dependiendo del tipo de cerveza que estamos catando, son: plátano, chicle, clavo (especia), uva, pasa, ciruela, ciruela pasa, dátil, manzana, pera, durazno, piña, cereza, frambuesa, grosella, vino, oporto, madera, mantequilla, jarabe de caramelo, ahumado, alquitrán, carbón, salsa de soya, regaliz, miel, azúcar morena, jarabe de maple, vainilla, pimienta, nuez moscada, canela, cilantro, jengibre, tabaco, polvo, gis, vegetal.

En el argot de la cata, para diferenciar las impresiones positivas de las negativas que percibimos mediante el olfato, llamamos aromas a las que son agradables y olores a las que no lo son.

Existen pues unos olores y sabores que indican fallas en la calidad y que al presentarse durante las catas de calidad en las cervecerías se evita que el producto salga al mercado. Sin embargo, nos podemos encontrar cervezas con estas fallas, algunas causadas por el incorrecto almacenaje. ¿Cuáles son estos olores y sabores a los que me refiero? Son los siguientes: humo de fósforo (azufre), lácteos en descomposición (parecido al vómito de bebé o a leche agria), huevo podrido, acetona, solventes, medicina (como a laboratorio de hospital), clavo (como a consultorio de dentista; sólo cuando no se agregó como aditivo a la cerveza), grasa (como chicharrón de puerco rancio), verduras cocidas (principalmente repollo y elote), plátano (sólo cuando no se agregó realmente la fruta como aditivo a la cerveza), pasto, manzana no madura, mantequilla, vinagre, zorrillo, fierro (sabor metálico), salado.

Cabe aclarar que a veces esos olores son en realidad aromas esperados por el tipo de cerveza que estamos catando. Por ejemplo, algunas cervezas light tienen un característico aroma a elote cocido, o en cervezas de trigo (llamadas weizen) la nota a clavo es normal. Eso sí, cuando es exagerada la intensidad, podemos decir sin temor a equivocarnos que es un defecto.

Por último, describe cómo percibes la presencia del alcohol en la nariz: ¿se siente poco, moderado o excesivo?

Después de haber hecho nuestras anotaciones respecto a los aromas (y olores), volvamos al examen visual. Pongamos nuestra atención en la apariencia del cuerpo de la cerveza. ¿Luce claro, brillante, efervescente, quieto, turbio, nublado o como lodoso? El estilo de algunas cervezas implica que no son filtradas, por lo que pueden presentar partículas suspendidas en el líquido. ¿Es el caso de la cerveza que estás catando? ¿Qué nivel de partículas tiene? ¿Ligeramente turbio, medianamente turbio o fuertemente turbio? Por supuesto, necesitamos identificar el color de la cerveza, el cual puede estar entre tonos claros y oscuros: amarillo, ámbar, naranja, rojo, café, rubí, negro o pardo.

Ahora sí, vamos a probar la cerveza y determinar su sabor. Tomemos un pequeño sorbo y pasémoslo por todo el interior de la boca por unos segundos. A diferencia del vino, la cata de cerveza requiere que ésta sea tragada, así que tras remojar toda la boca finalmente pasémosla por la garganta y exhalemos por la nariz. Es en este momento cuando debemos identificar los sabores que estamos percibiendo. ¿Se confirman como sabores algunos o todos los aromas que detectamos antes? ¿Aparece algún sabor nuevo? ¿La duración del sabor es corta, mediana o larga? La intensidad del dulzor, la acidez y el amargor, ¿es ligera, moderada, potente o excesiva? ¿Percibiste algún sabor relacionado con un defecto? No olvides hacer todas tus anotaciones.

Ahora enfoquémonos en determinar lo que se llama el paladar de la cerveza, que es básicamente la sensación que experimentamos al pasar el líquido por toda la boca y al tragarlo. ¿Cómo se siente el cuerpo de la cerveza? ¿Ligero, mediano o pleno? La textura, ¿cómo la describirías: delgada, oleosa, cremosa, aterciopelada, pegajosa, gruesa, arenosa? ¿Qué puedes decir del grado de carbonatado? ¿Se siente gaseosa y efervescente, vivaz, regular, suave o plana? El final de la cerveza, una vez que pasó por tu garganta, ¿fue astringente, metálico, amargo, dulzón, sedoso o rasposo? ¿Qué te pareció el alcohol: se sintió poco, regular o demasiado?

Finalmente y tras evaluar todos los aspectos que ya mencionamos, decide de manera global si te gustó o no el estilo de esta cerveza. ¿Qué fue lo que más te gustó y lo que menos te agradó? ¿Te pareció que es una cerveza equilibrada, con todos sus elementos balanceados? Haz tu anotación final.

Pues hemos llegado al final del viaje y a partir de este momento deberás seguir por tu cuenta. La apreciación de la cerveza es una cuestión personal. Estoy seguro que desde ahora mirarás esta bebida de una manera diferente. No me queda más que decirte que debes practicar y dar oportunidad a diferentes tipos de cervezas para que determines así tus preferencias, pues al igual que con el vino, existe una gran variedad de opciones en el mercado. Buen viaje.

Los premios Diosa Mayahuel a los mejores tequilas del ciclo 2009-2010

Viuda de Romero (reposado), Pura Sangre (blanco 100% de agave), 1800 (reposado 100% de agave), Maestro Tequilero (añejo 100% de agave) y Reserva de la Familia (extra-añejo prémium) se llevaron los primeros lugares de sus respectivas categorías.

por Romeo Sierra


El 15 de julio, en el Hotel Camino Real de Guadalajara, se llevó a cabo la novena edición del Premio Diosa Mayahuel, a la excelencia en tequila, organizada por la Academia Mexicana de Catadores de Tequila. Se informó que para éste, el ciclo 2009-2010, se cataron a ciegas 113 marcas, las cuales fueron adquiridas directamente en tiendas.
El evento contó con la asistencia de más de un centenar de invitados, representantes la mayoría de las diferentes empresas tequileras. Dentro de las novedades, se dijo que la academia abrió recientemente el capítulo Baja California Sur, con sede en Los Cabos.
A continuación la lista completa de ganadores, según las cinco categorías establecidas:

Tequilas reposados:
Primer lugar para Viuda de Romero.
Tequilas blancos 100% de agave:
Primer lugar para Pura Sangre.
Segundo lugar para 1800.
Tercer lugar para Campo Azul.
Tequilas reposados 100% de agave:
Primer lugar para 1800.
Segundo lugar para Gran Imperio Herradura.
Tercer lugar para Herradura.
Tequilas añejos 100% de agave:
Primer lugar para Maestro Tequilero.
Segundo lugar para 1800.
Tercer lugar para Lapis.
Tequilas extra añejos prémium:
Primer lugar para Reserva de la Familia.
Segundo lugar para Reserva del Tequilero.
Tercer lugar para Rey Sol.

Federico Legorreta, representante de José Cuervo
 
Para más información: http://www.tequilavinomezcal.com/
http://vinisfera.com/r/archivo/3835

Mezcal de historia y coolness al rescate de la cultura nacional.

Decir que el mezcal es una bebida sosa y sin pretensiones sería tan atrevido – e igualmente falso – que pintar a México de color gris. Esta emblemática bebida, patrimonio cultural del país, es ya un símbolo de clase y distinción en las colonias acomodadas de la capital, sin dejar de ser fiel compañera de los no tan afortunados campesinos y obreros oaxaqueños que la producen. Durante este escrito pretendemos dar un recorrido por el amplio camino del mezcal, con el simple objetivo de que lo conozcas mejor para que la próxima vez que estés en la tienda, busques uno.

Por Ricardo Romero y Carlos Valenzuela

 

Paisaje Agavero



Historia

La palabra mezcal probablemente tiene su origen en la palabra Mezcalli o el aztequismo Mezcal y la palabra La, relativa a abundancia, y significa “donde abunda el mezcal”, según Cecilio A. Robledo en su Diccionario de la mitología nahoa. A su vez mezcalli se compone de metl, mezcal, e ixcalli, cocido o hervido, y quiere decir “maguey cocido”.[1]

Fray Bernardino define Mizcal como “pencas de magueyes cocidas”[2], por último Remí Simeón define mezcalli en su Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana (1885) más como lo conocemos: licor obtenido del maguey.

El origen mitológico de la bebida no es uno, hay grupos indígenas como los chatinos que cuentan cómo el mezcal, los cigarros y el fuego, son propiedad de los demonios y traídos a la tierra por un puercoespín.

Otra historia es la leyenda zapoteca de la diosa Máyatl y sus cuarenta mil senos, que ofrecía gustosamente a sus adoradores. Cuenta la leyenda que en una ocasión la diosa se excitó cuando en su corazón se formaron unos gusanos que la hicieron toda sensible. En tal estado, la diosa se enamoró del tímido guerrero CHAG. La tranquilidad del guerrero le inquietaba cada vez más a la diosa, tras lo que un buen día le ofreció el más hermoso de sus cuarenta mil senos para que bebiera su elixir maravilloso. Cuando Chag bebió lo suficiente, además de apagar la sed, el elixir acabó con su inhibición y le exigió a Máyatl: “hazme dios… o hazte mujer”. La diosa, conmovida, llevó su mano al corazón, sacó de ahí uno de los gusanos y se lo ofreció a Chag, con lo que el joven guerrero se sintió como un dios y se amaron intensamente por siete días y siete noches.[3]

Otro de los mitos sobre el origen del mezcal, al parecer el más popular, dice que un rayo cayó sobre un maguey, haciendo en el acto la primer tatema, una tatema celestial de donde surgió la mágica bebida considerada por algunos como un “elixir de los dioses”.[4]

El origen histórico del mezcal es difícil de establecer específicamente en el tiempo, sin embargo podemos apreciar que es, como nosotros los mexicanos, resultado de una mezcla cultural entre el nativo prehispánico y el conquistador español, fuertemente influenciado por las costumbres árabes de destilación. El investigador Jorge Quiroz Márquez en su libro “El mezcal, orígenes, elaboración y recetas” hace referencia al nacimiento de esta bebida como un resultado de necesidad de los españoles por bebidas alcohólicas fuertes una vez que sus reservas fueron disminuyendo. En ese momento, muy probablemente antes de 1578 según el autor, los conquistadores se vieron en la necesidad de buscar nuevas fuentes de bebidas alcohólicas volteando a ver a los fermentados que tomaban los nativos, como el pulque, tepache, pozonque, socollule y el mezcalli, entre otros, para ser destilarlos y obtener bebidas de mayor intensidad alcohólica.[5]

Desarrollo histórico. De acuerdo al mismo Quiroz, el mezcal, al igual que el pulque y otras bebidas nativas, se vieron beneficiados durante prácticamente toda la colonia, primero por la prohibición del cultivo de la vid, impuesta por Felipe II a las colonias americanas en 1595 y aún más por la observación que hicieron los españoles, de cómo estas bebidas hacían más manejables a los nativos, quienes no acostumbraban tomar en exceso.

Así pues, el ingreso por venta de estas bebidas fue tan importante para la corona, que en 1608 Don Juan de Villela, gobernador de Nueva Galicia funda las Cajas Reales para cobrar el impuesto al Vino Mezcal.[6] Sin embargo esta nueva costumbre también comenzó a desatar problemas sociales, mismos que se trataron de atenuar con medidas como la Ley Seca de 1785, cuando se prohibió por Real Orden, la producción de todas las bebidas embriagantes.

Ya durante el Porfiriato el avance tecnológico y de comunicaciones de Jalisco y el occidente del país, contrastado con la zona del istmo de Tehuantepec, comenzaron a marcar las claras diferencias entre el mezcal y el tequila.[7]

Alrededor de 1895 se introdujeron en Jalisco nuevos métodos de destilación, permitiendo mejor control de calidad y mayor productividad, comenzando así la carrera hacia el éxito industrial que ha caracterizado a esta otra bebida nacional. Las vías de comunicación del occidente incluso antes del ferrocarril, fueron otro factor de desarrollo para el tequila, además de la asimilación por parte tanto de campesinos como de industriales de la clase trabajadora, de una cultura tequilera. Asimismo, siendo el estado de Jalisco uno de los principales actores de la economía nacional y uno de los más habitados también, le proporcionó a la bebida un mercado local que resistió e incluso se fortaleció ante la centralización económica.[8]

Durante el siglo veinte el tequila, a diferencia del mezcal, impulsado por el capitalismo y las tendencias globales en bebidas alcohólicas, es alcanzado por la internacionalización – en la década de los cuarentas – y una parte de la industria pasa a manos extranjeras, impulsando a los nacionales a integrar la Cámara Regional de la Industria Tequilera, con el objetivo de consolidar la industria y procurar el aumento de la demanda. Estos procesos de consolidación, seguidos por campañas publicitarias a nivel nacional e internacional lograron aumentar la demanda de tal forma que metieron en aprietos a la cadena de suministro, la capacidad productiva se ve rebasada por la demanda y los productores recurren a la compra de agave de otras regiones del país (como Oaxaca) acto que viola la Norma Oficial del Tequila, que regula el origen de las plantas para la producción de tequila, además de repercutir en la cadena productiva y afectando la economía de familias que por cientos de años se habían dedicado a la producción de mezcal.[9]

Entre tumbos y reparos la industria mezcalera trata de proteger su cadena productiva y patrimonio cultural, a través de la búsqueda y establecimiento de la Norma Oficial del Mezcal, publicada en 1949 para proteger la materia prima y el proceso de elaboración del mezcal. Si bien una buena iniciativa, esta norma no cumplió con ser lo suficientemente específica para brindar una protección real, por lo que para mejorarla, el 17 de agosto de 1994 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Norma Oficial Mexicana NOM-070-SCFI-1994 Bebidas-Alcohólicas-Mezcal-especificaciones. También en 1994 se declara la protección de la denominación de origen “Mezcal”, contemplando la siembra, cultivo y extracción de los géneros de agave propios para la bebida, comprendidos en la Norma Mexicana NMX-V8-1993-SCFI, en los estados de Guerrero, Durango, San Luis Potosí, Zacatecas y en Oaxaca específicamente la denominada “Región del Mezcal”. El capítulo más reciente, en la historia del mezcal es la constitución del Consejo Mexicano Regulador de la Calidad el Mezcal A.C. (COMERCAM), establecido el 12 de diciembre de 1997 como un organismo privado, de alcance nacional que vigila el cumplimiento de las diferentes normas, reglamentaciones y denominaciones que delimitan la legalidad de la bebida, dando servicio a productores de agave, productores, envasadores y comercializadores de mezcal.

Producción

Siendo la NOM citada con anterioridad el principal marco regulatorio para la producción del mezcal, nos limitaremos a ella para explicar en forma resumida el proceso de elaboración de la bebida.
De acuerdo a la NOM, la definición específica del mezcal es: una bebida alcohólica regional obtenida por destilación y rectificación de mostos preparados directa y originalmente con los azúcares extraídos de las cabezas maduras de los agaves mencionados [...], previamente hidrolizadas o cocidas, y sometidas a fermentación alcohólica con levaduras, cultivadas o no, siendo susceptible de ser enriquecido [...], con hasta en 20% de otros carbohidratos en la preparación de dichos mostos, siempre y cuando no se eliminen los componentes que le dan las características a este producto, no permitiéndose las mezclas en frío.[10]

El mezcal de acuerdo al mismo documento puede ser producido con las siguientes especies de magueyes:
  • Agave Angustifolia Haw (maguey espadín);
  • Agave Esperrima jacobi, Amaralidáceas (maguey de cerro, bruto o cenizo);
  • Agave Weberi cela, Amaralidáceas (maguey de mezcal);
  • Agave Patanorum zucc, Amaralidáceas (maguey de mezcal);
  • Agave Salmiana Otto Ex Salm SSP Cassipina (Trel) Gentry (maguey verde o mezcalero);
  • Y otras especies de agave, siempre que no se utilicen como materia prima para otras bebidas con denominaciones de origen dentro del mismo estado.
Se pueden producir de acuerdo a la norma dos tipos de mezcales:
  • Tipo I. Mezcal 100% agave. No se permite la adición de ningún tipo de azúcares para la fermentación, sin embargo permite ser abocado.[11]
  • Tipo II. Mezcal. Permite que se utilicen hasta un 20% de carbohidratos permitidos por las disposiciones legales, siempre y cuando no afecten las características propias de percepción del mezcal.
  • En ambos tipos, el mezcal puede ser:
    • Joven. Sin reposo en barrica.
    • Reposado. Por lo menos dos meses en barricas de roble blanco o encino.
    • Añejo. Por lo menos un año en barricas de roble blanco o encino con capacidad igual o menor a doscientos litros. La edad de añejamiento se obtiene por promedio ponderado de los mezcales y el volumen utilizado de cada tipo.
    • En todos los casos el mezcal puede ser abocado para suavizar su sabor o darle un carácter más frutal.

Las otras clasificaciones. Cabe mencionar que la clasificación correspondiente a la NOM es un estándar, sin embargo no responde completamente a la tradición. Para citar un ejemplo, el mezcal añejo o añejado, según la tradición oaxaqueña, no es reposado en recipientes de madera, sino en la misma botella, sin pasar por madera. Las botellas de mezcal joven se entierran o depositan en un lugar cerrado y oscuro, y se sacan después de dos o más años. Este proceso, como pasa en el vino, suaviza su sabor y ataque alcohólico a la vez que intensifica sus características organolépticas.[12]

De igual forma, Alberto Sánchez propone una clasificación apegada a las costumbres de los pueblos, según el agave utilizado y las características de la producción, teniendo como ejemplos los siguientes: mezcal de pulque, mezcal flojo de cola, mezcal resacado de cola, mezcal blanco, mezcal de pechuga, mezcal de olla, mezcal minero, mezcal de gusanito, y más.[13]

Adicionalmente, Ulises Torrontera, en su libro Mezcalería, propone una clasificación que incluya el origen – debido a los diferentes microclimas que afectan a cada pueblo, un poco como las apelaciones de origen francesas para el vino –, el tipo de maguey – ya que cada uno tiene características propias, como las cepas de la vid –, y si es mezclado (mezcla de diferentes especies de agave), homogeneizado (mezcla de mezcales de diferentes palenques, dejando un producto uniforme) o estandarizado (si se logra mantener una misma calidad y características organolépticas en toda la producción). Un ejemplo de esta clasificación sería:
  • Mezcal del pueblo de Matatlán, producción artesanal en alambique de cobre, 100% de maguey espadín cosechado en diciembre de 1998. Abreviado en la etiqueta aparecería ‘Mezcal de Matatlán’.[14]

El Territorio protegido por la denominación de origen, de acuerdo a la última modificación de la misma, publicada en el DOF el jueves 29 de noviembre de 2001, comprende:
… ciertas regiones de los estados de Oaxaca, Guerrero, Durango, San Luis Potosí y Zacatecas. La denominación de origen concede a estos lugares la exclusividad de siembra y cultivo del agave para la producción de mezcal.

Geográficamente, los Estados mencionados, se extienden formando un corredor norte-sur que atraviesa también parte de las entidades de Jalisco, Guanajuato, Michoacán y tiene estrecha colindancia con la parte sur de Tamaulipas, sin que estas últimas estén incluidas en la denominación de origen del mezcal.[15]

Se incluye el Municipio de San Felipe, Estado de Guanajuato, dentro del listado de municipios que comprende el territorio de origen señalado en la declaración general de protección de la denominación de origen Mezcal.[16]

El clima en el altiplano potosino-zacatecano, de acuerdo a lo publicado en la denominación, es semiseco, con particularidades que pueden ir de climas semicálidos a templados y precipitación media anual de entre 250 y 500 milímetros en los meses de mayo a octubre. Mientras que en el territorio oaxaqueño es semicálido con precipitaciones anuales de 600 a 800 milímetros.

http://vinisfera.com/r/archivo/4112
 

Nebbiolo Cetto Reserva, L.A. Cetto, Ensenada, Baja California, México

Publicado en: Catas, Cultura del Vino, Mexico, Vino

http://www.buenavida.com.mx/2011/06/nebbiolo-cetto-reserva-l-a-cetto-ensenada-baja-california-mexico/



Este es uno de los vinos más hablados, premiados y reconocidos en el país. También es uno de los vinos consentidos de todos los que hemos puesto letras en este blog, creo que no hay integrante de buenavida que no haya probado más de una añada de este vino. Aquí no hemos dejado de recomendar que prueben algo como esto, un perfecto ejemplo de lo que representa constancia y cualidades muy deseables un precio menor a $180 pesos.

Ahora lo que realmente me desconcierta es lo que paso con la añada 2006 de este vino. Dejado de lado que la etiqueta, físicamente, no me gusta (muy personal y subjetiva esta perspectiva, ya que de diseño se nada), el contenido del vino resulto ser una novedad, algo completamente distinto al perfil que recuerdo. No es un vino que no sea bebible; en nariz está lleno de frutas negras, no es muy expresivo y ni complejo, pero huele bien. En boca es solo un recuerdo de esa nariz, muy joven, algo sin chiste… repito, no es un vino que tire a la basura, pero es una botella de la cual podría tomarme una copa y cambiar a cualquier otro vino del súper en ese rango de precio. Para mí esa constancia y cualidades deseables de las que hablaba antes de este vino emblemático mexicano terminaron en 2005. Acá en buenavida llegamos en algún momento a la conclusión que compara los vinos de menos de $200 pesos incluyendo al nebbiolo de cetto era un ejercicio que no tenia caso, ya que este nebbiolo se lleva a todos de calle.

L.A. Cetto Reserva Nebbiolo 2005 es el último año donde se representa la complejidad, estructura, aromas y balance que me gustaría ver más seguido en los vinos mexicanos de ese precio. Este nebbiolo para mi representaba lo que nadie más puede hacer. Un vino complejo, en un rango de precio accesible para cualquiera, y deseable para todos los paladares interesados en tomar una muestra de lo que se puede crear en México.

Una lástima este nebbiolo 2006 reserva de L.A. Cetto.

Tips para una buena cata



Que no te pase lo que al Catador Catado. Si ya has decidido ir a tu primera cata u organizarla, he aquí algunos consejos prácticos que te ayudarán a que tu experiencia con el vino sea la mejor.
Veamos. Ya hemos leído sobre cómo se cata el vino, cómo escribir nuestras propias notas de cata, hemos estudiado las regiones productoras de vino, sobre las uvas que usan, los métodos de vinificación y su regulación según el país. Somos todos unos eruditos sobre el vino. Al menos en teoría. Afortunadamente, la mejor manera de aprender sobre el vino es probándolo. Y es que asistir a una cata organizada es una experiencia indispensable para todo enófilo, ya sea novato o experimentado.

Cuando somos novatos puede parecernos intimidante la idea de participar en una cata, como las que normalmente organizan las tiendas de vinos junto con las bodegas para presentar sus nuevos productos. Pero si en realidad queremos crecer en conocimiento, debemos lograr que nuestra curiosidad supere a nuestro miedo. Además, este tipo de eventos son sumamente divertidos y didácticos, además que nos permiten conocer y relacionarnos con personas que comparten nuestra afición y de las que podemos aprender mucho, pues quizá sus paladares son más experimentados que el nuestro.


Dando el primer paso
Supongamos que por fin has decidido asistir a una cata formal. He aquí algunas recomendaciones útiles sobre cómo comportarnos y qué esperar de una cata.
Antes de la cata
En ocasiones para poder participar se nos solicita que hagamos reservación, pues estos eventos tienen el cupo limitado. Así que asegura tu lugar haciendo tu reservación de manera oportuna.
Investiga al menos un poco sobre la bodega y sobre los vinos que serán catados.
Consíguete una libreta y un bolígrafo para hacer tus anotaciones sobre los vinos que degustarás, para tu registro personal. No intentes dejar todo a la memoria.

No fumes. Mi recomendación es que no fumes nunca, pero si no puedes dejar de hacerlo, al menos no fumes antes de la cata. De esta forma no obstaculizarás tu capacidad de percepción de los aromas del vino.

No uses perfumes, lociones o cualquier producto de aseo personal tan aromático que pueda confundir nuestro olfato y el de nuestros vecinos al momento de la cata.
A menos que se trate de una cata tipo cena/maridaje (en la que se sirven varios platillos, cada uno acompañado con un vino diferente), es conveniente que comas algo antes, pues el alcohol se absorbe de manera más lenta con el estómago lleno. Además, para no afectar tu sentido del gusto, es recomendable no comer alimentos picantes o irritantes poco tiempo antes de la cata, ni tampoco haber tomado alguna bebida destilada (como tequila).

No te laves los dientes justo antes de la cata, sino al menos una hora antes.
“La puntualidad es cortesía de reyes, deber entre caballeros y costumbre de gente bien educada.” Sé puntual al evento.
Durante la cata
No fumes. Parece increíble pero he visto personas que lo hacen durante las catas. Sé cortés y no lo hagas en el sitio donde se desarrolla el evento.

Cuando la cata es guiada por algún sommelier, enólogo o representante de la bodega patrocinadora, escucha con respeto su explicación. Si quieres intercambiar puntos de vista con el compañero de al lado, puedes hacerlo pero en un nivel de volumen inferior al del expositor.
En ocasiones nos sirven al mismo tiempo todos los vinos que vamos a catar. Te recomiendo seguir el ritmo establecido de la cata y no adelantarte. No te preocupes, los vas a degustar todos en su momento. Otro consejo relacionado es esperar a que los demás prueben el vino antes de dar tu opinión al respecto de él, pues así permites que ellos se concentren y formen la suya, sin influencia alguna.
Me ha tocado asistir a catas donde alguien hace preguntas de forma agresiva al expositor, por ejemplo: “¿Por qué dices que este vino no necesita decantarse cuando realmente se siente muy cerrado en boca?”. En realidad así es como esa persona lo percibía y no necesariamente todos pensamos igual. Recordemos que la percepción de un vino es absolutamente personal, y que el objetivo de la cata es que los probemos y formemos nuestros propios juicios. Siguiendo con la idea, creo que esa observación se pudo haber emitido de una manera más cortés.

Si la cata lo permite, es completamente válido hacer preguntas al expositor sobre el vino: de qué uvas está elaborado, cómo saben en qué momento cosechar, qué edad tienen las vides, en qué tipo de suelo están plantadas, se usaron barricas o chips, si tiene capacidad de guarda, cuál era el estilo de vino que buscó el enólogo, etcétera. Pregunta lo que tu curiosidad te dicte.
Cuida de no pasarte de copas o emborracharte. Un buen catador no necesita probar mucho de un vino para determinar sus características organolépticas, pues ni siquiera es indispensable tragar el vino para hacerlo. En el tipo de catas donde a la gente se le distribuye en mesas, y a cada persona le colocan ante sí las cuatro o cinco copas de vino que van a degustar, podemos tomar la decisión de no terminarnos todo el vino. En las catas de corte informal en que no hay mesas, sino estaciones donde sirven los vinos, es común que se coloquen escupideras, que son recipientes grandes de plástico o metal donde se puede escupir el vino después de pasarlo a conciencia por la boca. Aunque en nuestra cultura escupir se considere de mal gusto, en el mundo de las catas es de lo más común. No te sientas mal por hacerlo. Además, tomemos en cuenta que si bebemos todos los vinos que estamos catando, seguramente para el séptimo u octavo ya nuestro juicio se verá nublado y, por ende, desvirtuado. Nuestra apreciación no será válida, lo cual obstaculizará el camino hacia nuestra formación como catadores serios.
En las catas de tipo informal debemos evitar acaparar la mesa o estación donde están sirviendo los vinos. Una vez que nos sirvan nuestra copa, alejémonos de la mesa para permitir a los demás acercarse a recibir su copa.

Para limpiar el paladar podemos tomar agua o comer un poco del pan o las galletas tipo cracker que normalmente se ponen en las mesas. Si en la cata también se sirven bocadillos (como queso, jamón serrano, aceitunas, etcétera), debemos estar conscientes que una vez probándolos nuestra percepción de los sabores de los vinos subsecuentes se alterará. Si queremos hacer una cata seria, es mejor dejar los bocadillos hasta el final.
Si te entregaron las fichas técnicas de los vinos, guarda esa información junto con tus notas de cata para formar tu registro personal de catas.
Después de la cata
Si aún tienes preguntas que quieras hacer al expositor de la cata, acércate y hazlas. A ellos les gusta saber que la gente se interesa en sus vinos y siempre están abiertos a escuchar la opinión de los consumidores.
Como leí una vez, “después de haber tomado mucho vino, lo mejor que puedes tomar es un taxi”. Sé responsable. Evita conducir tu automóvil si sientes que el alcohol te mareó. No te arriesgues a que puedas lastimarte o dañes a alguien más.
Organiza tu propia cata con tus amigos
Después de asistir a varias catas organizadas por profesionales, podrás tomar ideas para hacer la tuya junto con tu grupo de amigos. ¿Qué es lo que necesitan para llevarla a cabo?
Primero deben establecer en qué lugar la realizarán: puede ser la casa de alguien del grupo, algún restaurante o donde quieran. Acuerden la fecha y hora de su cata.

Necesitarán suficientes copas adecuadas para hacer la cata. Si sólo se cuenta con una copa para cada quien, para catar varios vinos en ella deberán “envinarla” antes de probar el siguiente. Esto es, servir un poco del siguiente vino en una copa y girarla para que éste se impregne en todo el interior, y pasarlo a la copa del compañero para que haga lo mismo con la suya y así hasta que finalmente se tire ese vino. Después de eso ya podrán servir el siguiente vino a catar.
Debe haber vasos y una jarra con agua para tomar, a fin de limpiarse el paladar. También se recomienda colocar rebanadas de pan o galletas tipo cracker para lo mismo. Deben ser pan y galletas de sabor neutro.
Llevar cada quien su cuaderno para hacer sus apuntes del examen organoléptico de cada vino, para su registro personal.
Es recomendable contar con algunos bocadillos para comerlos después de que terminen de realizar la cata, y acompañar el resto del vino.
Lo más importante es decidir qué tipo de cata realizarán y cuántas botellas de vino se abrirán. También se recomienda establecer un rango de precio de los vinos, digamos vinos cuyo precio esté entre los $200 y $250.
Como el objetivo principal es aprender sobre el vino, es muy buena la sugerencia de llevar a la reunión información sobre el vino que vamos a brindar a nuestros amigos: datos del vino, de la bodega, de la región donde se cosechó la uva, particularidades del vino, etcétera.
Tipos de cata
Cata varietal. Es cuando se decide que se catarán vinos elaborados 100% de una misma uva, pudiendo ser de diferentes regiones del mundo. Por ejemplo, para una cata de pinot noir pueden conseguirse una botella de Borgoña, otra de Nueva Zelanda, otra de Australia y otra de Chile.
Cata regional. En este caso se trata de catar vinos de una misma región, la cual puede variar de tamaño. Por ejemplo, podría ser una cata de vinos tintos de España o sólo de tintos de Rioja.
Cata por color o tipo de vino. Por ejemplo, organizar una cata únicamente de vinos rosados, de vinos blancos, de vinos espumosos, de vinos de postre, de vinos tintos. Incluso podríamos especificar más: vinos tintos con barrica o sin barrica, jóvenes o de más edad, etcétera. Las posibilidades son muchas.

Cata vertical. Este tipo de cata se refiere a aquella donde se prueban varias añadas de un mismo vino. Por ejemplo, Vino de Piedra 1997 a 2006.
Cata horizontal. Es cuando los vinos involucrados son del mismo año de una misma región y diferentes productores. Por ejemplo, vinos tintos cosecha 2004 del Valle de Guadalupe.
Cata a ciegas. Ésta es una variante muy divertida en la cual las botellas a catar son cubiertas (con una bolsa de papel o de tela opaca) de tal manera que no sabemos cuál es el vino que nos están sirviendo, para que el nombre del vino o su reputación no nos predisponga a dar una opinión positiva o negativa de él. Los catadores muy experimentados afinan sus habilidades con este tipo de catas. Para que este tipo de cata sea efectiva, es absolutamente indispensable que nadie sepa cuál vino llevó cada quien. Personalmente he participado en algunas de estas catas y he visto como algunos vinos de renombre son superados por otros de menor categoría.
“Quien no añade nada a sus conocimientos, los disminuye” (El Talmud). Si deseamos ser catadores expertos y conocedores del vino, debemos practicar continuamente y con entusiasmo para desarrollar la memoria de nuestro paladar y nuestra agudeza sensorial. Así que, ¡a practicar se ha dicho!

Miden la ‘huella de agua’ en el vino

Algunos estamos ya familiarizados con el concepto de la ‘huella de carbono’, sin embargo el aire limpio no es el único recurso que se afecta en la producción de vino. Por ello la casa chilena Concha y Toro, junto con la Fundación Chile y Water Footprint Network se han dado a la tarea de medir el impacto en uso de agua que tiene este gigante chileno en su producción vitivinícola, con buenos resultados, hemos de decirlo.




Fuente: Concha y Toro.

Luego de iniciar hace un año la medición de su huella de agua, en alianza con Fundación Chile y Water Footprint Network, los resultados arrojados señalan que Viña Concha y Toro utiliza un 40% menos de agua que el promedio estimado de la industria mundial en producir una copa de vino. Y de paso se convierte en la primera viña del mundo en medir su huella hídrica bajo la metodología de Water Footprint Network, la más completa y prestigiosa de la industria y la cual podrá servir de modelo y marco referencial para que otras viñas también puedan medirla.

Huella de agua: Volumen total de agua fresca que se usa directa o indirectamente para ejecutar y sostener un negocio. Está compuesta por la huella operacional (directa) y la huella de la cadena de suministros (indirecta).

Estos resultados cobran gran importancia ya que Concha y Toro registra una huella de agua menor a los promedios estimados en las zonas y regiones seleccionadas de Francia, Argentina, Australia, Italia, EEUU y España (*). Además la medición de la huella de agua de Concha y Toro fue la primera iniciativa de la industria vitivinícola en el mundo realizada bajo la metodología utilizada por Water Footprint Network y la asesoría técnica brindada por Fundación Chile, quienes asistieron a la viña en este desarrollo.

También se logró identificar las etapas del proceso productivo donde se encuentran las mayores huellas de agua: un 92% está en la etapa de producción de uvas y un 8% en la de vinificación y embotellado. Dado que la compañía cuenta con un 87% de la superficie productiva de los viñedos de Concha y Toro con riego por goteo, esta condición garantiza un alto grado de eficiencia del recurso y se proyecta que la compañía en el futuro seguirá mejorando el uso sustentable del agua ya que aspira a aumentar progresivamente la superficie regada por goteo. La medición también arrojó que el 97% de la huella de agua de Concha y Toro es originada en territorio chileno y un 90% de ella se puede clasificar con un alto a medio grado de gestión por parte de la empresa (producción de uvas y operaciones propias). Se prevee continuar anualmente con su medición, implementando mejoras y las recomendaciones que surjan del proceso.

Juan Ramón Candia, Gerente de Agua y Medio Ambiente de Fundación Chile, organización encargada de realizar la medición, señala que “la experiencia en Concha y Toro es la primera medición de Huella de Agua en el mundo realizada en el sector vitivinícola. Pienso que esto permitirá posicionar a la industria vitivinícola de Chile en términos de sustentabilidad con una señal potente hacia los mercados de destino. Como Fundación Chile, esta experiencia nos ha permitido profundizar y fortalecer nuestro conocimiento, además de hacer una revisión exhaustiva de la metodología identificando sus fortalezas y debilidades en su aplicación futura en otras industrias”.

Por su parte, Cristóbal Goycoolea, Gerente de Desarrollo Sustentable de Viña Concha y Toro señaló que “este primer cálculo de huella de agua corporativa de Concha y Toro es una nueva señal de la solidez y seriedad de nuestro compromiso en materias destinadas a conservar el medio ambiente y sus recursos y un nuevo paso en nuestra estrategia de desarrollo sustentable de la viña. Y es el puntapié inicial en el desarrollo de una política integrada de gestión de recursos hídricos en la compañía”.
(*) Dato referencial, dado que los cálculos que entrega el estudio son promedios generales y el valor de CyT es un cálculo detallado).

Alcances del estudio de la huella de agua de Concha y Toro

1. Huella de agua operacional directa (operaciones de vinificación y embotellado).
2. Huella operacional Over Head (huella de agua de la energía).
3. Huella de agua cadena de suministro (se consideran las huellas de agua de las uvas, gelatinas, barricas, botellas, corchos, cápsulas y cartones).
El estudio consideró las plantas de embotellado de Pirque, Vespucio y Lo Espejo y las Bodegas de Nueva Aurora, Puente Alto, Vespucio, Cachapoal, Peralillo, Lourdes, Lontué, Las Mercedes, Curicó y San Javier y las operaciones agrícolas de Concha y Toro en 38 viñedos distribuidos en los principales valles vitivinícolas del país.

http://vinisfera.com/r/archivo/5797

Arte y vino en una botella: Plástica Mexicana

Con motivo del mes patrio, el reconocido club de vinos Saint Vincent Wine, con sede en Guadalajara (México), presenta la primera edición de su vino Plástica Mexicana, el cual pretende ser una edición conmemorativa de vino mexicano que conjunte los esfuerzos de diferentes enólogos y artistas.

Redacción Vinísfera.Com

Boletin Saint Vincent Wine Club
Boletin Saint Vincent Wine Club

En esta edición número uno de Plástica Mexicana, el autor del vino es José Luis Durand, enólogo chileno radicado en Ensenada, creador de Ícaro, Enzo y MarElla, entre otros. El caldo, una mezcla de 93.5% de grenache (Valle de Guadalupe), 5% de nebbiolo (San Vicente) y 1.5% de barbera (San Vicente), anuncia estar listo para su consumo y el club recomienda armonizarlo con cortes grasos a la parrilla o mole negro de pato.

La etiqueta es autoría del maestro Víctor Hugo Pérez, pintor tapatío cuya obra se ha expuesto en diversas ocasiones tanto en México como en el extranjero.

Con este esfuerzo, Saint Vincent se compromete a liberar al mercado un vino nuevo cada año, en septiembre, que represente una fusión entre bodegas y artistas nacionales. Por otro lado, Plástica Mexicana se une a la línea de etiquetas que Saint Vincent produce en colaboración con diferentes bodegas mexicanas en diferentes regiones de la república (OM y Crucigrama).

Creemos que son movimientos como éste los que le dan variedad y diversidad al mundo del vino en México, y les deseamos toda la suerte a nuestros buenos amigos y promotores del vino. ¡Enhorabuena!

Frente Etiqueta

Fuente:http://vinisfera.com/r/archivo/4107