Mendoza es Vendimia. A lo largo de la historia de la humanidad, muchos pueblos festejaron las cosechas, pero la Fiesta de la Vendimia mendocina es un fenómeno único.
La Vendimia sintetiza tradiciones, creencias, mitos y costumbres de Mendoza. Vendimia es nuestra música, nuestra poesía, las comidas, las supersticiones y nuestra fiesta. Vendimia está ligada a la “historia no escrita del pueblo”. El cultivo de la vid y la industrialización de sus frutos, en Mendoza es mucho más que una actividad económica; es una expresión popular del sentimiento de amor y adhesión hacia el trabajo y la riqueza colectiva. Mendoza es vendimia, porque la siembra y la cosecha son una clave secreta de la vida de los mendocinos, esa vida signada por el esfuerzo necesario para ganar la batalla desigual contra el desierto.
En 1936 Mendoza comenzó a crear una fiesta, una celebración que es mucho más que el agradecimiento por el fruto de un año de esfuerzo. Con los años, fuimos construyendo una fiesta que es un poco nosotros mismos. Mendoza es Vendimia, porque la fiesta está realizada por la amalgama de lo que fuimos, lo que somos y lo que soñamos ser. Mendoza es Vendimia y cada uno de los mendocinos es parte de Nuestra Fiesta, porque cada uno de nosotros ha sido moldeado por el paisaje del desierto, por el esfuerzo cotidiano, por el canto lento y pausado de las acequias, por la arboleda y los surcos.
La Fiesta Nacional de la Vendimia, a pesar de sus jóvenes 74 años, es una fiesta tan vieja como Mendoza, porque revive una larga historia que es la nuestra. Por eso la fiesta es nuestra carta de presentación al mundo, ella nos pinta de cuerpo entero, pinta nuestro paisaje, canta los sueños que nos hicieron posible como pueblo y los sueños de lo que queremos para nuestros hijos. No cabe duda, Mendoza es Vendimia.
Una historia que descansa en espalderos
Un breve repaso de lo que fuimos, servirá para entender lo que somos. Para que Mendoza sea vino y vendimia tuvimos que recorrer un largo camino. Nuestra historia es la bitácora de un viaje de desvelos y esperanzas; la suma de voluntades para ganarle terreno al desierto, el relato de una jornada que nos trajo hasta este presente de vino y Fiesta grande.
Mendoza es la Tierra del Sol y del Buen Vino, porque pacientemente pusimos y ponemos nuestro mejor esfuerzo para hacer los mejores vinos y celebrarlos como nadie en el mundo los celebra.
La vendimia no siempre se festejó como hoy la celebramos. La fiesta se fue construyendo junto con la provincia, con retazos distintas tradiciones que en Mendoza se amalgamaron en Vino.
Durante la primera mitad del siglo XVII comenzó cultivarse la vid en Cuyo, con el objetivo de obtener el vino necesario para oficiar la Misa. Como la importación de vino era dificultosa, junto a cada capilla los conquistadores dispusieron un parral y un huerto que servía para abastecer las necesidades alimenticias. Bajo la sombra de aquellos parrales, nuestros antepasados se protegieron del calor abrasador del desierto y sus racimos dieron alimento y permitieron llenar el cáliz en cada capilla solitaria.
Por aquel entonces, al finalizar la cosecha y la elaboración del vino, se festejaba con baile, canto y comidas. En esa oportunidad se elegía la más linda de las mujeres y se la coronaba con hojas de vid y racimos de uva. Estos sencillos festejos fueron la fuente inspiradora de la principal fiesta de nuestra provincia.
Hacia 1800 se había instituido oficialmente una celebración anual denominada “Fiesta de las Chinas”, que se realizaba en amplios galpones coloniales iluminados con candiles de grasa, donde inmigrantes y nativos, bajo el rasguido de guitarras, se disputaban las “chinas” más hermosas.
Nuestra Fiesta de la Vendimia reconoce una fecha: el 11 de abril de 1913, cuando Mendoza fue la sede del Congreso de la Industria y el Comercio, que finalizó con un desfile de vendimiadores y carrozas alegóricas. Ese fue el antecedente más cercano.
Recién en 1936, durante la gestión del gobernador Guillermo Cano, se instituyó la Fiesta de la Vendimia. El 18 de abril de ese 1936, el estadio de Gimnasia y Esgrima se colmó con 25.000 personas. Y ante esas 25.000 almas se consagró la primera Reina de la Vendimia, Delia Larrive Escudero, representante de Godoy Cruz.
Sobre Delia recayó el honor de representar a todas las mujeres mendocinas. Desde entonces, la elección de la soberana vendimial es un homenaje a la sacrificada tarea de la mujer en el surco. Delia fue la primera embajadora de Mendoza, con la misión de difundir las virtudes de su pueblo y la belleza de su tierra.
La Fiesta nació grande, pero fue creciendo en forma y contenido. A lo largo de estos 71 años, fue cambiando, se fue llenando de sentidos y se transformó en uno de los atributos que nos distingue en Argentina y el mundo.
La Fiesta de la Vendimia se proyecta a nivel nacional
En 1972 se celebró “Vendimia de América”, un espectáculo dirigido por Abelardo Vázquez, cuyo libreto fue de su autoría. Ese año la Fiesta se llevó a cabo un 4 de marzo. Don Abelardo Vázquez ideó un colorido paseo de danzas y canciones por los distintos países de nuestro continente. Ese mismo año, por resolución 137/2, de la Secretaría de Turismo de la Nación, se declara el carácter nacional de la Fiesta de la Vendimia.
Bendición de los Frutos
La Bendición de los Frutos tampoco nació en 1936 con la Fiesta de la Vendimia, aunque ambos ritos (ofrenda y fiesta por la cosecha) reconocen antecedentes en todo el mundo y en Mendoza. En los orígenes de la vitivinicultura mendocina se reconoce esta relación, puesto que los primeros parrales se plantaron junto a las capillas, con el objetivo de proveer las uvas que se transformarían en el vino necesario para oficiar misa.
La primera Bendición de los Frutos la realizó Monseñor José Verdaguer el 2 de abril de 1938, en la Rotonda de los Caballitos de Marly.
El golpe de reja se instituyó al año siguiente, en 1939, cuando el entonces gobernador, Rodolfo Corominas Segura inauguró la costumbre de los tres golpes al arado. Recién en 1946, la Bendición de los Frutos se comenzó a desarrollar en el Prado Gaucho del Parque General San Martín.
A partir de los festejos de los 70 años de Vendimia, en el año 2006, la ceremonia para agradecer la cosecha se traslada al interior de la provincia. El objetivo es profundizar el carácter federal de esta Fiesta que es de todos los mendocinos.
Por primera vez la Virgen de la Carrodilla salió del Gran Mendoza y recorrió fincas y bodegas del Valle de Uco para llegar al Cristo Rey del Valle de Tupungato, un monumento ubicado a más de 1400 metros de altura, en Los Cerrillos, departamento de Tupungato.
La Virgen de la Carrodilla, Nuestra Señora peregrina que llegó de Aragón, volvió a peregrinar para llevar su protección a los campos y a sus hijos que la veneran.
En el 2007, la Patrona de los Viñedos volvió al camino, para ser venerada por sus fieles del Valle Central, en una peregrinación que la llevó por La Paz, Santa Rosa, San Martín, Rivadavia y Junín, dónde se realizó la Bendición de los Frutos.
Nuestra celebración mayor sigue expandiéndose sobre el territorio provincial, para que cada año la Fiesta sea un poco más de todos los mendocinos.
La fiesta ganó la calle para ser popular
La Fiesta de la Vendimia salió a buscar a los mendocinos para ganarse el reconocimiento y fervor. La fiesta del trabajo debía estar en los corazones de todos, porque todos hacían posible el verde milagro de ganarle nuestra eterna batalla al desierto.
Vía Blanca y Carrusel fueron la estrategia y hoy son parte irremplazable de la Fiesta Nacional de la Vendimia.
El Carrusel surgió en 1937, un año después de la primera fiesta
Ese año se incorporaron los carros alegóricos conformando el germen de lo que hoy conocemos como Carrusel. El desfile se realizaba dentro del Parque General San Martín. Recién en 1939, el desfile sale del Parque para ganar las calles céntricas de la ciudad.
Por el Carrusel desfilan, además de las reinas vendimiales, centros tradicionalistas, diferentes colectividades, reinas invitadas diferentes puntos del país y personajes representativos de nuestra provincia, todos los que hacen su aporte a esta vendimia de todos.
Vía Blanca de las Reinas
La Vía Blanca de las Reinas fue el fruto de una noche lluviosa...
En la noche del 25 de marzo de 1939 se realizó un Corso de Fantasía que recorrió la Avenida San Martín. Este es el antecedente reconocido de la Vía Blanca.
Al año siguiente y por casualidad, nació la Vía Blanca. Una fuerte tormenta impidió la realización del espectáculo central y la elección de la Reina se hizo en el Salón de los Espejos del Plaza Hotel. Este accidente climático determinó que el lunes posterior a la elección se organizara la primera Vía Blanca, que luego se incorporó definitivamente a los actos centrales.
Una Serenata Real
Otro atractivo para mendocinos y turistas que disfrutan de la vendimia en Mendoza es la Serenata a la Reina.
En la madrugada del domingo, inmediatamente después de ser elegida la nueva Reina Nacional de la Vendimia en el Teatro Griego Frank Romero Day, su majestad es trasladada hacia el centro de la ciudad para que salude desde el balcón de la Subsecretaría de Turismo (Avenida San Martín 1143, Ciudad).