BACO
Bellas Artes.
Los primeros ídolos de este dios del paganismo se relacionan con el
culto fetichista de los árboles en los que suponían que había
fijado su residencia. Al lado de estas representaciones naturales, la
mano del
hombre comenzó a modelar imágenes de una rudeza primitiva,
consistentes en un poste adornado con telas y una mascarilla pintada de
rojo. Más tarde se le añadieron cabeza y brazos, toscamente esculpidos:
tales debieren ser los antiguos
xoana que nos describe Pausanias. También se le representó en
forma itifálica, de lo que tenemos ejemplo en las monedas de Mitilene.
Las imágenes completas y enteramente antropomórficas de
Baco
y sus tipos consagrados por las obras de arte pueden dividirse en dos
grandes grupos: unas representan al dios en la plenitud de la edad viril
(Teleios) y barbudo (Pogonites); otras le figuran como dotado de eterna juventud.
El primer tipo es el más antiguo, pues los vasos
italo-griegos con figuras negras, de estilo arcaico, le representan
siempre barbudo como los demás dioses olímpicos
a excepción de Apolo. Hacia la época de los grandes poetas trágicos,
antes que Praxíteles introdujera el modelo del dios imberbe,
Baco, a pesar de su rostro barbudo, adoptó formas, actitudes y trajes femeninos, llegando
a crear un personaje hermafrodita del que no faltan representaciones. En los tiempos posteriores
a Alejandro, el tipo Pogonites sufre la última modificación y surge el
Baco índico, figura
majestuosa cubierta de amplias vestiduras de estilo asiático. El Museo
Vaticano conserva una hermosa estatua conocida con la denominación
citada.
El tipo del dios juvenil, casi desnudo y coronado
de pámpanos y hiedra, creado por Praxíteles, mereció gran favor en la
estatuaria griega, de la cual le tomaron los etruscos y los
romanos,
que sólo por excepción figuraron a Baco barbudo, o con cuernos, emblema de la potencia del vino.
Si quisiéramos anotar las estatuas, bajos relieves, vasos y pinturas
del arte antiguo en que
figura el dios Baco, ocuparíamos una
extensión considerable; pues los artistas griegos, etruscos y romanos,
agotaron su ingenio para dar variedad
a su representación: así unas veces le vemos a él solo, en
diversas actitudes de serenidad o embriaguez, en
pie o acostado sobre una
pantera, un toro o un
asno, y otras acompañado de bacantes, sátiros, faunos y ménades;
abundando también los grupos en que figura en unión de Sileno, Pan,
Ariadna, Ampelos, Melpómene, Semele, las Estaciones y otros personajes
simbólicos.
Sólo mencionaremos pues como obras notables del arte clásico las más conocidas,
a saber: en el Museo del Louvre en París, el Baco Richelieu, y el
Vaso Borghese, célebre por sus preciosos bajos relieves que reproducen escenas de la vida del dios. En Nápoles el famoso grupo
Baco y el Fauno; el Baco hermafrodita y una crátera de mármol, firmada por Salpeion de Atenas, autor de los bajos relieves que representan la
Ninfa Nissa recibiendo a Baco, obra notable por más de un concepto. En Florencia, en la Galería degl'
Uffizii, Baco y Ampelos, grupo semejante al que se conserva en
el Museo Británico. En Roma, entre infinidad de obras plásticas de todo
género, citaremos el
Baco cornudo del Vaticano, y el Baco femenino del
Capitolio. También se menciona como modelo del arte griego el friso del
monumento choraguo de Lisícrates en Atenas que representa
a Baco combatiendo a los piratas tirrenianos. En cuanto a pinturas de esta época, poco se conserva que merezca citarse, pues todo está muy dejos del famoso
Baco ante la virtud, original de Parrasius, por el cual ofreció el rey
Átalo seis mil sestercios.
Baco Richelieu
No menos en boga que en la antigüedad ha estado la representación iconográfica de
Baco entre los artistas del
Renacimiento y tiempos posteriores, y pocos
museos habrá de alguna importancia que no guarden obras sobre este
asunto. Así, omitiendo nombres de maestros secundarios, podremos citar
los cuadros de Rafael, Rubens, Tiziano, Carraci, Guido Reni, Julio
Romano y Poussin, sin olvidar las célebres estatuas de Miguel
Ángel y Sausovino de Florencia. El Museo del Prado posee un cuadro de
Fenollo (n.º 158); otro de Massimo Stanzioni (n.º 350); otro anónimo de
escuela romana (n.º 576); otro de Guellyn (n.º 1535); otro de Vos (n.º
1792), y otro de Honasse (n.º 2001).
Además merecen especial mención una cabeza de
Sacerdote de Baco y otra de mujer, impropiamente denominada la Sibila (núms. 1011 y
1012), fragmentos de un cuadro célebre de José Ribera que representaba el Triunfo de Baco,
desgraciadamente perdido en el incendio de uno de los palacios de
nuestros reyes. En cuanto al famoso lienzo de Velázquez titulado
los Borrachos, como en realidad no representa una escena
mitológica, le describiremos bajo el título anunciado, por el que es
universalmente conocido.
El triunfo de Baco. –
Cuadro de Tiziano Vecellio; National Gallery de Londres. Representa el momento en que
Baco, conducido en triunfo por un
cortejo de bacantes y ménades, advierte la presencia de Ariadna y,
codicioso de su hermosura, se precipita del carro mientras la
desventurada joven huye del dios libertino. A un lado un grupo de
bacantes descocadas
conduce prisionero a un grave personaje con trazas de filósofo, sujeto
por varias serpientes
a modo de cadenas en castigo sin duda de no
haber querido tomar parte en la orgía. Más lejos y sobre el fondo de un
paisaje delicioso aparece el viejo Sileno montado sobre un asno. En el
centro del cuadro un sátiro jovenzuelo trota sobre sus patas de cabra,
arrastrando una cabeza
de becerro atada a un cordel, desdeñando con aire grotesco los
ladridos de un perrillo. Esta figura es la más cómica, espiritual y
encantadora del cuadro; verdadera obra maestra,
cuidadosamente terminada en sus numerosos detalles, que
forman un admirable conjunto, muy bien dispuesto, y ejecutado con la
factura y el color verdadero, vigoroso y armónico que nadie ha poseído
como Tiziano.
Baco y el fauno. –
Estatua en mármol; Museo degli Studi, Nápoles. El
fauno aparece en actitud de marchar, apoyando el peso del cuerpo sobre
la pierna izquierda. Sobre
sus hombros cabalga Baco, representado por un gracioso niño coronado de pámpanos, que oprime con ambas manos un racimo de uva
mientras sonríe
a su compañero, que levanta hacia él la cabeza chocando al propio tiempo los sonoros címbalos.
Este grupo, célebre en la antigüedad como lo
demuestran las varias copias que de él se conservan, es admirable por la
elegancia de las formas, la gracia de la expresión y la finura del
trabajo, lo cual le coloca entre las obras maestras del Museo
Napolitano. El Louvre posee otro grupo semejante descubierto en el siglo
XVI en los jardines de Salustio, cerca del Quirinal.
Baco beodo. –
Estatua en mármol, original de Miguel Ángel Buonarroti; museo degl' Uffizii, Florencia.
Esta obra, una de las mas concluidas de su inmortal
autor, es de un estilo elegante y gracioso. Coronado
de hiedra y pámpanos, el dios de las orgías exprime unas uvas dentro
de una copa en la cual trata de beber un satirillo envuelto en una piel
de cabra. La boca sonriente, los ojos adormilados, la actitud del cuerpo
que parece que apenas pueda sostenerse en pie, todo expresa
admirablemente la embriaguez, formando una obra maestra de importancia
capital, digna del autor de los frescos de la capilla Sixtina.