jueves, 27 de octubre de 2011

El Día de Muertos en México

altarmuertos














Una de las tradiciones latinoamericanas que más sorprende pero que al mismo tiempo permite conservar y trasmitir costumbres de tiempos precolombinos, es el Día de Muertos que se celebra en México y en los países centroamericanos. (Foto: Altar de Muertos creado por la comunidad mexicana en el Instituto Cervantes de Roma)


Mientras la muerte para muchos significa una incógnita o en el mejor de los casos la esperanza de encontrarse con un Ser Superior, para los herederos de los pueblos precolombinos que habitaban en México y Centroamérica, significa hoy un rencuentro con los antepasados y una forma simpática de aprender a convivir con la muerte.

En este día se mezclan ritos católicos y tradiciones precolombinas. La Iglesia trató de borrar esta fiesta de la memoria de los pueblos mesoamericanos sin éxito. Entonces decidió trasladarla en el tiempo (originariamente se hacia en agosto) para que coincidiera con la conmemoración del Día de Todos los Santos y el Día de los Santos Difuntos que se celebra el 1 de noviembre y el 2 de noviembre.

Para los mexicanos esta celebración, de la que participan los grandes y sobre todo los niños con gran entusiamo, empieza el primero de noviembre y se extienden hasta el dos. Las familias enteras van de visita al cementerio, decoran las tumbas con guirnaldas y velas, llevan juguetes a los niños muertos y botellas de tequila para los adultos fallecidos y hacen un picnic junto a sus muertos. También se realizan altares decorados con calaveras y la gente baila y canta en memoria de sus antepasados.

Los más pequeños gozan comprando calaveras en todas las formas y colores posible, tanto de azúcar o de pasta dulce para comer, como de cerámica que con una vela dentro sirven como candiles. Las de dulce suelen llevar el nombre del difunto querido. No falta quien le pone el nombre de los propios amigos para jugarles una broma.

Los mexicas o azteca y los maya, entre otras etnías, han dado origen en parte a esta fiesta. Entre los mexicas, el dia de los muertos era celebrado el noveno mes del calendario solar (a principios de agosto)y duraba casi 30 días. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, esposa de Mictlantecuhtli, Señora y Señor de la tierra de los muertos.

Para este pueblo, la gente iba a parar a distintos lugares despues de la muerte, según como hubiera muerto, no según como hubiera vivido como en cambio dice el catolicismo. A Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia, iban a parar los ahogados o que habían muerto en circunstancias en las que el agua hubiera tenido que ver de alguna manera. A Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra, llegaban los muertos en combate y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los guerreros y gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Estos muertos renacían a los cuatro año convertido en pájaros multicolores. Quienes morían de muerte natural iban al Mictlán, habitado por Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl. Era un sitio muy oscuro del que ya no era posible salir por eso a los que morían así se le regalaban antorchas para que pudieran hacerse luz. Los niños muertos residían en Chichihuacuauhco. Allí había un árbol que daba leche para alimentarlos.

Como los antiguos egipcios o como también hicieron los etruscos en Italia, los pueblos precolombinos hacían que sus muertos se llevaran a la tumba algunos de los objetos que les habían pertenecido en vida y los que podrían necesitar en su pasaje al otro mundo, como instrumentos musicales o calaveras de jade, piedra o cristal. Los aztecas solían conservar las calaveras humanas para sus rituales que para ellos significaban muerte y renacimiento. 

El Día de Muertos celebrado en México y Centroamérica ha sido declarado en 2003 por la UNESCO “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”.

El Altar de Muertos

El Altar de Muertos es un elemento infaltable de la celebración del Día de Muertos y se realiza en la mayor parte de las casas mexicanas todavía hoy. Esta tradición se origina en la convicción de que el espíritu de los muertos vuelve al mundo de los vivos el 2 de noviembre de cada año para pasar un dia con sus parientes y consolarlos por el dolor de esa pérdida.

El altar contiene distintos elementos simbólicos, algunos constantes en todas las regiones y países, mientras se agregan otros según el lugar.

Entre los elementos constantes aparecen la imagen del o de los difuntos a los que está dedicado el altar, la cruz católica, el incienso considerado un elemento purificador, el arco que se coloca encima del altar y significa el ingreso al mundo de los muertos.

También se encuentran a menudo el papel picado que representa la alegría de los parientes por el retorno del difunto, las velas, el agua que representa la pureza del alma, flores, calaveras de terracota, azúcar, yeso u otros elementos, el “pan de muertos” que representa la eucaristía, platos de comida y las bebidas preferidas por el difunto y algunos objetos personales del desaparecido con el objetivo de que su espíritu pueda recordar momentos de su vida en la tierra.

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